En apenas un mes, el coronavirus SARS-CoV-2, surgido a finales de diciembre en la provincia china de Hubei, ha cambiado el mundo. La enfermedad provocada por el nuevo coronavirus, conocida como COVID-19, está asociada ya a más de 4 000 muertes y más de 150 000 personas han sido diagnosticadas como infectadas. A estos números del SARS-CoV-2, hay que sumar el gran impacto de COVID-19 sobre los sistemas sanitarios de salud y los millones de personas cuyas vidas han cambiado con las diferentes medidas dirigidas a controlar la difusión del virus.
En paralelo a la expansión del nuevo coronavirus, diferentes investigaciones han empezado a caracterizar su genoma, su estructura y sus mecanismos de infección, con el objetivo de desarrollar lo antes posible vacunas o estrategias terapéuticas para favorecer su contención. Gracias a estos trabajos y a investigaciones previas con otros coronavirus, en la actualidad los investigadores disponen de un abanico de moléculas diana frente a las que dirigir las diferentes estrategias de tratamiento. En la actualidad, ya existen aproximaciones terapéuticas hacia algunas de estas moléculas que funcionan en virus similares a SARS-CoV-2 y podrían ser probadas en ensayos clínicos.
Para facilitar el desarrollo de tratamientos para COVID-19, hace unos días la revista científica de la Sociedad Americana de Química publicó una revisión de todos los trabajos recientes sobre el desarrollo de vacunas y agentes terapéuticos para COVID-19 y otras enfermedades producidas por coronavirus. En la elaboración de la revisión, los investigadores responsables analizaron todo el material (más de 500 trabajos) relacionado con el nuevo coronavirus publicado desde finales del 2019 hasta el 1 de marzo.
El artículo resume los mecanismos de acción de SARS-CoV-2 conocidos hasta la fecha y destaca una serie de proteínas como especialmente interesantes a la hora de diseñar estrategias de tratamiento.Además, repasa las diferentes aproximaciones posibles (moléculas pequeñas antivirales, componentes biológicos y vacunas) bajo la perspectiva del conocimiento adquirido a través de otras enfermedades producidas por los coronavirus: el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, en sus siglas en inglés) y el síndrome respiratorio de oriente medio (MERS, en sus siglas en inglés).
Dentro del primer grupo, los autores repasan los diferentes fármacos o moléculas patentadas que podrían tener potencial terapéutico para COVID-19 según sus mecanismos de acción, bien por su relación con la regulación del sistema inmunitario del hospedador o bien por su capacidad para comprometer la replicación viral. En este apartado también identifican todos aquellos fármacos ya aprobados para otros usos que podrían utilizarse para tratar la enfermedad COVID-19. Un ejemplo es el remdesivir, un análogo de nucleótidos que detiene la replicación viral y está indicado para la infección por virus del Ébola.
En cuanto a los componentes biológicos, los autores del trabajo plantean la posibilidad de utilizar anticuerpos, citoquinas o terapias de ARN frente a SARS-CoV-2. Los anticuerpos para prevenir o tratar el SARS-Cov-2, basados en los resultados obtenidos con otros coronavirus, pueden estar dirigidos a proteínas virales como la proteína estructural S de SARS-CoV-2 (necesaria para iniciar la infección) o frente a componentes del sistema inmunitario. La producción de citoquinas en respuesta a infecciones puede facilitar la acción del sistema inmunitario frente al agente infeccioso, por lo que se ha estudiado la utilización de las mismas frente a coronavirus como el responsable del SARS. En el caso de las terapias basadas en ARN, éstas están dirigidas a impedir la producción de proteínas necesarias para el virus.
El desarrollo de vacunas para COVID-19 no solo representa una estrategia para controlar el avance del virus en la actualidad. Es una oportunidad para prevenir su recurrencia en el futuro, resaltan los autores de la revisión. Existen diferentes aproximaciones para desarrollar vacunas frente a SARS-CoV-2: virus atenuados, vacunas basadas en proteínas, vacunas de ADN, vacunas de ARN y vacunas que utilizan vectores virales. Para todas ellas, cuyo fin último es que el sistema inmunitario esté preparado para reconocer y eliminar la presencia del virus, existen diferentes patentes dirigidas al SARS y al MERS, causados por coronavirus similares a SARS-CoV-2, así como diversos ensayos clínicos en marcha. Con el trabajo desarrollado para el tratamiento y prevención de estas enfermedades se espera acelerar las investigaciones terapéuticas frente a COVID-19
SARS-CoV-2 no es el primer coronavirus en representar una seria amenaza para la salud humana. Los coronavirus responsables del SARS y MERS causaron brotes en 2003 y 2012, respectivamente. Si bien el conocimiento científico sobre los coronavirus mejoró tras la aparición de ambas enfermedades, no ha sido suficiente para preparar a los sistemas sanitarios actuales para hacer frente a COVID-19. Las estimaciones más optimistas indican que el diseño y desarrollo de cualquier aproximación terapéutica efectiva llevará, como mínimo, meses.
La revisión sobre las estrategias terapéuticas dirigidas a COVID-19 y otras enfermedades causadas por coronavirus concluye destacando la importancia de desarrollar fármacos y vacunas, no solo para COVID-19, sino para las futuras infecciones por coronavirus que puedan surgir en el futuro. Para ello, resaltan la utilidad de métodos innovadores como la inteligencia artificial para identificar nuevos fármacos y la colaboración de los diferentes participantes en el desarrollo de fármacos antivirales.
Amparo Tolosa, Genotipia
Fuente: https://genotipia.com/genetica_medica_news/estrategias-terapeuticas-covid-19/