La nueva guía recoge 46 recomendaciones basadas en la revisión de la evidencia científica más actual sobre la valoración y tratamiento del síndrome de Tourette y trastorno por tic crónico.
Nueve profesionales de la medicina, dos de la psicología y dos pacientes han sido los encargados de elaborar una nueva guía con recomendaciones para la valoración y tratamiento del síndrome de Tourette y trastorno por tic crónico que ha publicado recientemente la Academia Americana de Neurología (AAN).
Los tics se son definidos como «una vocalización o movimiento súbito, rápido, recurrente, no rítmico» y quienes padecen un trastorno de tic suelen comenzar con los síntomas en la infancia, alcanzar un pico de intensidad entre los 10 y 12 años y en la adolescencia experimentar mejorías hasta el punto de que en la adultez una considerable proporción de los afectados tiene mejorías notables.
La primera recomendación de la guía va dirigida precisamente a que los profesionales expliquen a la familia y a la persona afectada cómo es el curso natural del trastorno para que en función de ese conocimiento tomen las decisiones sobre el tratamiento.
Teniendo en cuenta que los trastornos de tics pueden mejorar naturalmente con el tiempo, se considera aceptable que en los casos en los que realmente los tics no causen alteraciones en el día a día de la persona, no se aplique un tratamiento específico y simplemente se observe la evolución del caso por si se producen cambios.
No obstante, si se desea, pueden implicarse en la que recomienda la guía como la primera opción de tratamiento para los trastornos de tics, ya sea en los casos disruptivos o no: la Intervención Global de Comportamiento para Tics (CBIT, por sus siglas en inglés).
CBIT es una terapia no farmacológica en la cual se entrena al paciente para que sea más consciente de sus tics y para que desarrolle estrategias y hábitos que lleven a contrarrestar y controlar la ocurrencia de tics.
La terapia tiene una duración de 8 semanas y los ensayos clínicos realizados hasta el momento han llegado a registrar que los beneficios alcanzados se mantienen por al menos 6 meses (no quiere decir que no se mantengan por más tiempo, sino que este ha sido el periodo estudiado).
¿Qué otras recomendaciones contiene la guía?
Algunas recomendaciones claves que se desprenden de la guía:
- Los tratamientos deben ser individualizados y basados en una decisión de colaboración entre las personas que viven con el síndrome de Tourette, los cuidadores y los médicos.
- Los pacientes con tics deben ser evaluados en busca de otras afecciones comúnmente coexistentes como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno obsesivo-compulsivo y los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad. Para algunos, un solo medicamento puede ayudar a disminuir los síntomas de ambos problemas.
- Los médicos deben recomendar el tratamiento con fármacos cuando los beneficios superen los riesgos y la familia debe ser informada de los posibles eventos adversos asociados al tratamiento.
- La toxina botulínica administrada por inyección en los músculos podría ser una opción para pacientes adolescentes o adultos mayores con tics localizados y simples o con tics vocales severamente incapacitantes o agresivos cuando los beneficios del tratamiento superan los riesgos.
- La Estimulación Profunda del Cerebro (DBS) es una opción para aquellos que son resistentes a la terapia médica y conductual, pero la decisión debe ser tomada por un grupo interdisciplinar de profesionales. Además, los casos en los que se realice deben ser examinados por un profesional de salud mental y continuar siendo monitoreados durante el tratamiento para detectar cualquier trastorno psiquiátrico que pueda desarrollarse.
- En esta guía se considera las experiencias de los adultos que, por su cuenta, han tratado algún trastorno de tic con cannabis. Debido a los riesgos asociados se recomienda que cuando la legislación del lugar lo permita, se remita a la persona interesada a profesionales capacitados en las terapias con cannabis.
- Si las leyes del lugar lo permiten, el médico podría considerar el tratamiento con cannabis en los casos de adultos resistentes al tratamiento con tics clínicamente significativos.
La guía reconoce la necesidad de seguir profundizando en la búsqueda de nuevas terapias y en la evaluación de la eficacia de las ya existentes. Se necesitan ensayos clínicos de más calidad y seguimientos a más largo plazo.
Por ahora, esta actualización seguramente será bien recibida por los profesionales que deseen actualizarse en el manejo de los trastornos por tics.
Redacción TiTi
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Fuente: http://bit.ly/2WEOiNe