La mujer, de 32 años, tenía enfermedades que afectaban su sistema inmune y está en CTI, pero estable.
El Ministerio de Salud Pública (MSP) comunicó el martes que se detectó el segundo caso de leishmaniasis visceral en humanos en Uruguay. Se trata de una mujer de 32 años que tenía enfermedades preexistentes que la volvieron vulnerable para contraer esta enfermedad; las complicaciones de esas enfermedades de base son las que provocaron que fuera internada en CTI, porque requiere mayores cuidados, informó a la diaria Lucía Alonso, directora de Epidemiología del MSP. Está en tratamiento con anfotericina b liposomal, un antiparasitario y antifúngico; se trata de una droga efectiva que no está ajena a algunos efectos adversos, por lo que su tolerancia puede tener limitaciones. Sin tratamiento, la enfermedad tiene una letalidad que está por encima de 90%; con el tratamiento adecuado, la mortalidad continúa siendo elevada: en 2018 superó el 8%. Al diagnóstico se llegó luego de estudios serológicos que se hicieron en Salto y fueron confirmados luego en el laboratorio de referencia nacional; se hicieron, además, técnicas parasitológicas en la Cátedra de Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, y técnicas moleculares en el Institut Pasteur de Montevideo. Alonso comentó que la mujer presentó los síntomas a fines de noviembre, pero debido a las otras enfermedades que tenía y a la evolución del cuadro clínico, el diagnóstico fue un poco más tardío. Acotó que se trata de una enfermedad nueva en Uruguay, por lo que “es natural que los primeros casos no necesariamente sean detectados”, pero que se está trabajando en eso; la semana que viene llegará una experta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que estará en Montevideo y en Salto para conversar con los técnicos.
La mujer vive a 12 cuadras de la zona en la que residía la niña de cuatro años que se terminó convirtiendo en el primer caso de leishmaniasis; los dos domicilios están en la zona donde se ha detectado mayor presencia del vector y mayor número de perros infectados. Los organismos nacionales y departamentales emprenden ahora el plan de acción que se siguió con el primer caso: recorrer las nueve manzanas que bordean el domicilio; en ellas, los técnicos buscan si hay otras personas que presenten la sintomatología de esta enfermedad, buscan perros positivos e inician la fumigación (para evitar la resistencia del parásito, sólo se fumiga en el entorno de casos de leishmaniasis en humanos). La lluvia y la inundación han complicado el trabajo. Alonso detalló que se trata de una fumigación especial, que implica que las familias dejen sus casas por algunas horas, porque implica rociar de plaguicida las paredes de la casa por dentro y por fuera. Las inundaciones dejan, además, mayor materia orgánica, que es el hábitat del flebótomo. Alonso informó que las recorridas que iniciaron no han encontrado posibles casos positivos en humanos (se encontraron dos casos febriles, pero eran de corta duración).
Problema regional
Hasta hace algunos años, la leishmaniasis no era un problema en Uruguay. Las luces amarillas se encendieron en 2010, cuando en Salto y en la localidad artiguense de Bella Unión se identificó por primera vez el flebótomo, insecto que transmite la enfermedad del perro al humano (ver recuadro). En 2015 aparecieron infectados los primeros perros; era de esperar que la enfermedad apareciera en humanos, cosa que ocurrió a fines de 2018. En las Américas hay casos de leishmaniasis en 12 países, 96% de los cuales se presentan en Brasil, informó el miércoles Gabriela Willat, del Departamento de Zoonosis y Vectores del MSP, en una jornada de actualización epidemiológica que dio en el Centro Hospitalario Pereira Rossell. Willat informó que la OPS clasificó tres escenarios epidemiológicos: hay países con transmisión en expansión de esta enfermedad –y son, justamente, nuestros vecinos, Argentina, Brasil y Paraguay–; otros tienen transmisión estable –Colombia y Venezuela–, y otros “transmisión esporádica”, entre los que se ubican Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Guyana y México. Explicó que Uruguay estaba clasificado aparte, porque la OPS elaboró el informe antes de que aparecieran los primeros casos en humanos en el país. Aclaró que hay que hablar de leishmaniasis visceral americana, y que difiere de la enfermedad que se da en otros continentes, donde el reservorio no necesariamente es el perro.
En los últimos años ha habido una “urbanización de la enfermedad; antes era más rural y ahora es netamente urbana, lo que seguramente se deba a que el vector se ha ido adaptando a la vida en las ciudades”, dijo Willat. En Uruguay el problema se concentra en Salto y Bella Unión. En Salto se han tomado muestras de más de 10.000 perros, de los cuales 720 dieron positivo; 90% de ellos fueron sacrificados. El MSP y la OPS insisten en remarcar que la enfermedad no tiene cura en los animales y la transmiten aunque no presenten síntomas.
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Fuente: http://bit.ly/2MDIzTS