Pruebas genéticas de muestras de líquido tumoral y sanguíneo de personas con y sin una de las formas más agresivas de cáncer de piel han demostrado que dos nuevos análisis de sangre pueden detectar con fiabilidad formas previamente no identificables de la enfermedad.
Investigadores del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) y su Centro de Cáncer Perlmutter, en Estados Unidos, dicen que tener herramientas de monitorización rápidas y precisas para todos los tipos de melanoma metastásico, el término médico para la enfermedad, puede facilitar a los especialistas detectar signos tempranos de reaparición de cáncer.
Los nuevos análisis de sangre, que tardan sólo 48 horas, se desarrollaron conjuntamente con Bio-Rad Laboratories, en Hercules, California, Estados Unidos. Actualmente, las pruebas sólo están disponibles para fines de investigación, pero son, según sus autores, las primeras en identificar el ADN del melanoma en la sangre de pacientes cuyo cáncer se está propagando y que carecen de defectos en los genes BRAF o NRAS, ya conocidos por impulsar el crecimiento del cáncer.
En conjunto, las mutaciones BRAF y NRAS representan más de la mitad de los 50.000 casos de melanoma diagnosticados cada año en Estados Unidos y cada uno puede encontrarse gracias a las pruebas existentes. Pero el equipo de investigación estima que cuando las nuevas pruebas estén disponibles para su uso en clínicas, será detectable la gran mayoría de todos los melanomas.
«Nuestro objetivo es utilizar estas pruebas para tomar decisiones más informadas sobre el tratamiento y, específicamente, identificar lo más pronto posible cuándo un tratamiento ha dejado de funcionar, el crecimiento del cáncer se ha reanudado y el paciente necesita cambiar de terapia», plantea el investigador principal del estudio y dermatólogo David Polsky, quien presenta sus hallazgos este domingo en la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer, que se celebra en Washington, Estados Unidos.
Las nuevas pruebas, dice Polsky, profesor de Oncología Dermatológica en NYU Langone y director de su sección de lesiones pigmentosas en el Departamento de Dermatología Ronald O. Perelman, monitorizan los niveles de sangre de los fragmentos de ADN, conocido como ADN tumoral circulante (ctDNA, por sus siglas en inglés), que se liberan en la sangre cuando las células tumorales mueren y se deshacen.
Específicamente, la prueba detecta evidencia de cambios en los bloques de construcción químicos (o mutaciones) de un gen que controla la telomerasa transcriptasa inversa (TERT, por sus siglas en inglés), una proteína que ayuda a las células cancerosas a mantener la estructura física de sus cromosomas.
Polsky dice que los cambios detectados ocurren en bloques de construcción mutantes, en los que una molécula de citidina en el interruptor de encendido/apagado del gen TERT es reemplazada por otro bloque de construcción, llamado timidina. Cualquiera de las mutaciones, C228T o C250T, da como resultado que el interruptor esté atascado en la posición de «encendido», ayudando a las células tumorales a multiplicarse.
LOS TESTS EVITAN LA EXPOSICIÓN A LA RADIACIÓN DE LAS TOMOGRAFÍAS
Según Polsky, estos análisis de sangre pueden tener ventajas sobre los métodos actuales para monitorear la enfermedad porque las pruebas evitan la exposición a la radiación que conllevan las tomografías computarizadas y pueden realizarse más fácilmente y con más frecuencia.
Las pruebas Bio-Rad, una vez que estén clínicamente validadas, también es probable que consigan un uso generalizado rápidamente, dice el autor principal, debido a que sus investigaciones anteriores habían demostrado que los análisis de sangre similares para mutaciones BRAF y NRAS funcionan mejor a la hora de identificar nuevo crecimiento tumoral que los análisis de sangre existentes para la proteína lactato deshidrogenasa.
Los niveles de lactato deshidrogenasa pueden subir durante el crecimiento agresivo del tumor, pero también pueden aumentar como resultado de otras enfermedades y funciones biológicas. Como parte del estudio en curso, los investigadores verificaron los resultados de las nuevas pruebas en 10 muestras de tumores tomadas de pacientes NYU Langone diagnosticados con y sin melanoma metastásico.
También examinaron cuatro muestras de plasma sanguíneo (la parte líquida de la sangre) de pacientes de NYU Langone con y sin la enfermedad. Los resultados de los análisis de sangre coincidieron correctamente en todos los casos conocidos como positivos o negativos para el melanoma metastásico. La detección exitosa ocurrió, dicen los científicos, para muestras con tan poco como un 1 por ciento de ctDNA mutado en una muestra típica de plasma sanguíneo de 5 mililitros.
Las mutaciones de TERT estaban ausentes en las pruebas de plasma sanguíneo normal y tejido amigdalino. Polsky dice que se está planificando más estudios sobre las nuevas pruebas de sangre para medir su uso en el monitoreo de la progresión del cáncer agresivo y para determinar con mayor rapidez cuándo cambiar a una terapia alternativa, así como si pueden utilizarse los tests para detectar otros tipos de cáncer, como los tumores cerebrales, que también tienen mutaciones TERT.
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