Londres, Inglaterra:
Investigadores de la Queen Mary University of London han demostrado que una terapia génica diseñada para tratar la hemofilia A es eficaz y segura al menos hasta tres años después de su administración.
La hemofilia A es un trastorno hemorrágico producido por mutaciones en el gen F8, que codifica para el factor VIII de coagulación de la sangre. Las personas que no producen niveles suficientes de este factor tienen problemas para activar la coagulación sanguínea cuando es necesario y sangran de forma anormal cuando sufren una herida leve o después de cirugías. Además, en los casos más graves también muestran hemorragias espontáneas y frecuentes.
Al tratarse de un trastorno causado por mutaciones en un gen concreto, una estrategia muy atractiva para el tratamiento de la hemofilia A sería la terapia génica, que permitiría proporcionar copias normales del gen F8 a las células de los pacientes para que puedan producir suficiente factor VIII.
Hasta hace unos años, desarrollar una terapia génica efectiva para la hemofilia A era un reto para la comunidad científica. Por una parte, la secuencia codificante del gen F8 tiene un gran tamaño, lo que representaba una limitación para poder empaquetarlo y administrarlo a las células de los pacientes con los vectores más eficaces. Por otra parte, cuando se conseguía introducir el gen en las células, la expresión del mismo no era suficiente para producir los niveles de factor VIII mínimos.
Para solucionar estos problemas, el equipo de investigadores de la Queen Mary University of London desarrolló un vector de expresión del gen F8 que incluía una variante del gen F8 de menor tamaño y además hacía que el gen se expresara de forma específica en el hígado. Los resultados preliminares de esta terapia génica, denominada valoctocogene roxaparvovec se presentaron a finales de 2017 con prometedoras expectativas. El tratamiento, desarrollado en colaboración con la empresa BioMarine consiguió mantener los niveles de factor de coagulación VIII en seis de los siete pacientes tratados, sin efectos adversos destacables. Además, conseguía reducir la cantidad de infusiones con factor de coagulación que eran administradas a los pacientes, tratamiento profiláctico destinado a minimizar el riesgo de hemorragia.
En un nuevo trabajo, publicado en New England Journal of Medicine, el equipo de investigadores ha presentado el análisis de la eficacia y seguridad de la misma terapia génica tras tres años de seguimiento y monitorización de los pacientes.
El equipo muestra que con una única infusión de valoctocogene roxaparvovec se observó una reducción en la tasa de eventos hemorrágicos en los trece pacientes estudiados, en los que pudo detenerse por completo el tratamiento profiláctico con factor VIII de coagulación. Los investigadores estiman que, de los 13 pacientes, uno muestra niveles de factor de coagulación normales (ya no manifiesta hemofilia), otro muestra enfermedad moderada y 11 muestran una forma suave de la enfermedad. Además, ninguno de los pacientes mostró efectos secundarios relevantes.
Los investigadores, que seguirán monitorizando a los participantes en el ensayo clínico, ya han anunciado que la eficacia y seguridad de la terapia génica continuarán siendo evaluadas en un ensayo clínico de fase 3.
“Nuestro artículo de 2017 mostraba que la terapia génica podía elevar significativamente los niveles de factor VIII en hombres con hemofilia A”, destaca John Pasi, profesor en la Queen Mary University of London y director del estudio. “Nuestros nuevos datos son críticos para ayudar a la comunidades científicas y médicas a entender esta tecnología pionera. Este último estudio confirma tanto la seguridad como el impacto beneficioso a largo plazo del tratamiento».
Una de las ventajas principales de la terapia génica es que permite reducir las infusiones con factor de coagulación VIII a los pacientes. Estas infusiones son una medida profiláctica que no evita completamente algunas de las manifestaciones de la enfermedad. Además, debido a la reducida vida media del factor de coagulación en el sistema, las infusiones deben ser frecuentes, lo que compromete la calidad de vida de los pacientes. “Un tratamiento a largo plazo que termina eficazmente el régimen de por vida de inyecciones regulares puede transformar el cuidado y mejorar de forma masiva la calidad de vida de cientos de miles de personas nacidas con esta condición genética tan desafiante”, destaca Pasi.
“Con cada año que pasa apreciamos más la transformación de la vida de los pacientes que podría ser posible con la terapia génica”, ha manifestado Hank Fuchs, presidente de Biomarin. “Como pioneros en el campo estamos orgullosos de patrocinar investigación publicada en revistas científicas de vanguardia, para que nosotros y la comunidad científica podamos aprender juntos sobre cómo caracterizar los beneficios a largo plazo y en definitiva optimizar los resultados de los pacientes.
Amparo Tolosa, Genotipia
Fuente: http://bit.ly/2NKqJAx