Dos fármacos que se ya se utilizan para tratar el cáncer y enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas han demostrado su eficacia para combatir la retinosis pigmentaria hereditaria en un modelo animal.
La retinosis pigmentaria hereditaria es una enfermedad degenerativa de la vista para la que en la actualidad no existe ningún tratamiento efectivo, por lo que termina causando ceguera. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) y la Universidad alemana de Tübigen han descubierto que un fármaco empleado para tratar el cáncer podría convertirse en una posible nueva terapia para luchar contra esta patología.
El medicamento estudiado por estos investigadores forma parte del grupo de inhibidores farmacológicos de la enzima poli ADP ribosa polimerasa (PARP), y actualmente se usa en el tratamiento del cáncer y de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. En la degeneración hereditaria de los fotorreceptores de la retina influye el exceso de actividad de la enzima PARP, por lo que los inhibidores de dicha enzima que ya se conocen y se emplear para combatir otras enfermedades podrían resultar eficaces también en la retinosis pigmentaria.
Dos inhibidores de la PARP probados con éxito en un modelo animal
Los autores de la investigación, que se ha publicado en Cellular and Mollecular Life Science, siguieron la estrategia conocida como de reposicionamiento de medicamentos que consiste en administrar compuestos que ya funcionan en determinadas patologías para comprobar si son efectivos en otras diferentes, lo que permite desarrollar nuevos tratamientos empleando menos tiempo y dinero.
La administración de los inhibidores de PARP disminuía entre un 25 y un 40% la muerte celular de los bastones o células fotorreceptoras de la retina en un modelo animal
Usaron dos inhibidores de la PARP en un modelo animal experimental, y esto les permitió profundizar en el conocimiento del papel que desempeña esta enzima en la degeneración de la retina y comprobar, además, que su administración disminuía entre un 25 y un 40% la muerte celular de los bastones o células fotorreceptoras de la retina.
El BMN-673, uno de los inhibidores analizados, demostró un importante potencial para una aplicación clínica rápida, lo que es relevante en el caso de una enfermedad sin tratamiento curativo como la retinosis pigmentaria, mientras que el segundo –3-aminobenzamida– también reveló dicho potencial a nivel nanomolar.
EVA SALABERT
Fuente: http://bit.ly/343EEY8