La hematogeriatría es un nuevo campo de la hematología que trata de adaptar los cuidados destinados a los pacientes de edad avanzada con cáncer hematológico. “No es más que un nuevo paso hacia la medicina personalizada, en la que cada paciente recibe un tratamiento único e individualizado”, afirma en un artículo para EFEsalud el doctor Raúl Córdoba Mascuñano.
El autor de este texto es vicepresidente del Grupo Español de Hematogeriatría (GEHEG) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y acaba de ser nombrado coordinador del Grupo de Hematogeriatría de la Asociación Europea de Hematología.
También es coordinador de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Hematogeriatría: un nuevo paso hacia la medicina personalizada
Por Raúl Córdoba Mascuñano
La población mundial está envejeciendo, y muy especialmente en los países desarrollados. Así, por ejemplo, España ocupa en 2019 la segunda posición en la clasificación de países con mayor esperanza de vida, por detrás únicamente de Japón, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2040, España superará al país del Sol Naciente y tendremos entonces la población más envejecida del planeta.
El simple hecho del envejecimiento conlleva un aumento en la incidencia de ciertas enfermedades, entre ellas el cáncer.
Es sabido que la mayoría de los cánceres aumentan su frecuencia en la edad adulta, sobre todo a partir de los 65 años. Y lo mismo ocurre con la mayoría de los cánceres de la sangre o hematológicos, como la leucemia, el linfoma o el mieloma.
A excepción de algunos tipos concretos, como el linfoma de Hodgkin o las leucemias infantiles, la mayor parte de los cánceres hematológicos aparecen en la población adulta, con una edad media de diagnóstico de 65 a 70 años.
Esto hace que la mitad de los pacientes diagnosticados con estas formas de cáncer no puedan ser tratados con los mismos protocolos que se utilizan en los pacientes más jóvenes debido a su alta intensidad, que conlleva una elevada toxicidad y efectos secundarios en pacientes mayores, no siendo tolerados en la mayoría de los casos.
De aquí surge la necesidad de adaptar los tratamientos frente a los cánceres hematológicos en los pacientes de edad avanzada y buscar un equilibrio entre la eficacia de los mismos y un perfil de toxicidad tolerable.
Valoración geriátrica integral
La hematogeriatría es un nuevo campo de la hematología que trata de adaptar los cuidados que debemos ofrecer a los pacientes de edad avanzada con cáncer hematológico.
Tradicionalmente, a estos pacientes no se les ofrecía ninguna opción terapéutica activa para el tratamiento de su cáncer, porque se pensaba que no la tolerarían. En otras ocasiones, los hematólogos se han guiado por el estado físico del paciente basado en una percepción subjetiva de su estado de salud obtenida en la primera entrevista que se tiene con él. Y dicha aproximación es claramente insuficiente.
Hoy sabemos que debemos realizar una evaluación más exhaustiva de la reserva funcional de cada paciente mayor mediante lo que llamamos “valoración geriátrica integral”.
En dicha valoración podemos llegar a calcular la “edad biológica” del paciente: la reserva funcional de la que dispone un paciente para poder enfrentarse a procedimientos y tratamientos para su enfermedad.
Clasificación de los pacientes
Con este abordaje podemos clasificar a los pacientes en tres grupos basándonos en su fragilidad: robustos (aquellos con adecuada reserva funcional para poder tolerar un tratamiento estándar); vulnerables o frágiles (aquellos con reserva funcional disminuida pero suficiente como para poder recibir un tratamiento activo para su enfermedad, pero que debiera ser reducido o atenuado); y de mal pronóstico (aquellos que carecen de reserva funcional para enfrentarse a ningún tratamiento activo y que únicamente deberían recibir un tratamiento sintomático).
De esta manera, se identifica a un grupo de pacientes mayores que pueden obtener los mismos resultados en salud que los pacientes jóvenes. Y así, en enfermedades como los linfomas, se les puede ofrecer un tratamiento con intención curativa.
Por otro lado, tendríamos a un grupo de pacientes en los que hay que centrarse en controlar sus síntomas y no provocar más daño con un tratamiento activo que solo traería consigo la aparición de efectos secundarios intolerables.
La hematogeriatría no es más que un nuevo paso hacia la medicina personalizada, en la que cada paciente recibe un tratamiento único e individualizado, basado tanto en las características de la enfermedad como en las mutaciones propias de cada tumor, así como en las características del propio paciente (edad, enfermedades concomitantes y situación funcional, mental, cognitiva, nutricional, emocional y social).
Ana Soteras – MADRID/OPINIÓN/POR RAÚL CÓRDOBA MASCUÑANO
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