Desde 2010, el número de casos de malaria en todo el mundo ha ido descendiendo progresivamente hasta reducirse de 239 a 219 millones al año en 2017. Sin embargo, el último informe sobre la malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) arroja resultados cuanto menos alarmantes. Se aprecia un aumento de dos millones de casos en el último año.
Hay cinco especies de parásitos causantes de la malaria (también denominada como paludismo) en el ser humano, si bien dos de ellas – Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax – son las más peligrosas. En 2017, P. falciparum fue el causante del 99,7% de los casos estimados de malaria en la Región de África de la OMS, así como de la mayoría de los casos en las regiones de Asia Sudoriental (62,8%), Mediterráneo Oriental (69%) y Pacífico Occidental (71,9%). P. vivax es el parásito predominante en la Región de las Américas, donde es la causa del 74,1% de los casos de malaria.
«El Plasmodium falciparum tiene un nivel de resistencia a los fármacos actuales muy grande y que sigue creciendo. La comunidad científica está obligada a descubrir cuanto antes nuevos fármacos que sean eficaces», alerta Javier Gamo, director de Biología de la Global Health Discovery Incubator de GSK España e investigador principal del proyecto de miniportfolio antimalárico que GSK desarrolla con Medicines for Malaria Venture (MMV).
«La comunidad científica está obligada a descubrir cuanto antes nuevos fármacos que sean eficaces»
La compañía farmacéutica cuenta con un centro de investigación único en el mundo: Diseases of Development World, como así se llama este centro, está situado en el municipio madrileño de Tres Cantos. Está especializado en la búsqueda de tratamientos para enfermedades tropicales como la malaria y otras patologías producidas por kinetoplástidos como la leishmaniosis y la enfermedad de chagas. En este centro, se desarrollan las fases más tempranas del descubrimiento de fármacos, desde la localización de una diana terapéutica a un ensayo clínico fase II.
En este sentido, la FDA ha aprobado recientemente Tafenoquina, un medicamento elaborado por GSK, para evitar las recaídas y realizar una «cura radical» por Plasmodium vivax. «Es un parásito especialmente difícil de tratar por el hecho de que es capaz de acontonarse en el hígado de las personas que han sido infectadas. Aunque hayan recibido un tratamiento efectivo y se hayan curado, se puede reactivar al cabo de semanas, meses o años. Las herramientas que teníamos contra este parásito eran muy limitadas», explica Javier Gamo.
MALARIA: EL TIEMPO CORRE EN CONTRA
Según la OMS, la malaria causa 435.000 muertes anuales, el 60% de las cuales afecta a niños menores de cinco años que residen mayoritariamente en el África subsahariana. No controlar esta enfermedad puede derivar en una catástrofe a nivel mundial.
«El otro gran aspecto en el que GSK ha contribuido ha sido con la aprobación de la vacuna contra la malaria. Dicha vacuna ha demostrado su eficacia en ensayos clínicos y contribuirá a salvar numerosas vidas, especialmente en niños menores de cinco años que son el grupo de población con el mayor número de muertes por malaria. Esta vacuna está actualmente en fase de implementación. Ha recibido aprobación por parte de tres países africanos escogidos por la OMS (Kenia, Ghana y Malawi), donde la malaria es endémica, para su evaluación en entorno clínicos reales. La previsión es que más de 100.000 niños recibirán la vacuna en cada uno de estos países para evaluar su impacto contra la enfermedad”, indica Gamo.
«La lucha contra la malaria es una guerra constante contra el parásito»
Las últimas estadísticas no son nada alentadoras. «Corremos el peligro de que los parásitos consiguen hacerse más resistentes a los fármacos y tratamientos que se están utilizando podría darse un repunte de malaria como ha ocurrido en otras fases históricas de la lucha contra la malaria. Es una lucha constante contra el parásito. Hay que tomar conciencia de ello», señala este doctor en Ciencias (Bioquímica y Biología Molecular) por la Universidad Autónoma de Madrid (1994) y que cuenta con más de 75 publicaciones científicas.
Una científica investiga acerca de la tuberculosis en la sede de GSK en Tres Cantos | Foto: Berbés
Javier Gamo apunta a la escasez de tiempo de la que disponen los científicos para descubrir nuevas formas terapéuticas mientras el parásito se hace resistente a estos tratamientos. Y va más allá, reconociendo el despliegue que realiza la industria farmacéutica: «en el caso de la malaria, las poblaciones más vulnerables son niños menores de cinco años y mujeres embarazadas. El grado de seguridad que tienen que tener los nuevos fármacos son extremos y eso implica un desarrollo largo y en donde la inversión tanto de tiempo como de recursos es muy considerable».
LA MALARIA EN ESPAÑA
Según datos facilitados por el Unidad de Referencia Nacional para Enfermedades Tropicales del Hospital Universitario Ramón y Cajal, el número de casos de malaria importados se ha duplicado desde 2010, pasando de 351 en 2010 a 755 en 2016. La razón está en los migrantes recién llegados a España que viajan a sus países de origen para visitar a su familia y a sus amigos.
Viajan sin protección y eso provoca que sean infectados. “El 99% de los casos de malaria grave que acaban en la UVI son viajeros o migrantes que viajan para visitar a sus familias de origen”. Por todo ello, ha destacado la importancia de reforzar los mensajes sobre la necesidad de una adecuada profilaxis y prevención de la malaria en ambos colectivos», explicó recientemente el doctor Rogelio López Vélez, jefe de la Unidad de Referencia Nacional para Enfermedades Tropicales del Hospital Universitario Ramón y Cajal durante unas jornadas sobre la malaria y sus tratamientos organizada por GSK. Por esta razón, los especialistas recuerdan la importancia de la prevención entre viajeros e inmigrantes.
NACHO CORTÉS
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