En algunos pacientes con EMRR que no logran controlar la actividad de la enfermedad a pesar de estar en terapia con los llamados fármacos modificadores de la enfermedad (DMT por sus siglas en inglés), hay todavía una alternativa farmacológica que podría ser efectiva, según se deprende de los resultados de un estudio primeramente publicado en 2018 en la revista Multiple Sclerosis Journal (MSJ), pero que aparece reflejado en el número de mayo de la citada revista científica.
Después de analizar 50 casos en los que se administró rituximab como tratamiento de rescate debido a que las terapias anteriores no habían sido efectivas, los investigadores hallaron que los pacientes obtenían mejores resultados que los previamente registrados con la DMT.
El empleo de rituximab en la esclerosis múltiple es lo que se conoce como como prescripción off-label, es decir, se administra para una enfermedad, la EM, distinta a las originalmente autorizadas.
Según la ficha técnica, el rituximab está indicado para el tratamiento del linfoma no-Hodgkin, la leucemia linfática crónica, artritis reumatoide y granulomatosis con poliangeítis.
En la esclerosis múltiple, según explican los autores del estudio publicado en MSJ, su uso es minoritario. Lo emplean fundamentalmente neurólogos con una larga experiencia en el tratamiento de la EM en pacientes refractarios a la terapia convencional y con una enfermedad muy activa.
Los datos analizados en la investigación reflejan que en promedio, la tasa anualizada de recaídas de los pacientes mientras fueron tratados con DMT fue de 0.8. Cuando pasaron a ser tratados con rituximab ese dato pasó a ser de 0.18.
Enfermedad muy activa y resistente a la terapia convencional
Los investigadores obtuvieron la información para realizar el estudio de una base de datos de 15 984 pacientes con EMRR. De ellos 351 fueron tratados con rituximab, pero solo 50 casos cumplían con los criterios propuestos por los investigadores para estar incluidos en la investigación.
Cuatro de estos pacientes habían sido tratados previamente con natalizumab, 3 con mitoxantrona y 43 con fingolimod.
El hecho de que siguieran experimentando una enfermedad muy activa a pesar de estas terapias, llevó a los profesionales que les atendían a optar por el tratamiento con rituximab.
Para estar incluido en el estudio cada paciente tuvo, como mínimo, 6 meses de seguimiento después de haber comenzado la nueva terapia.
Menor tasa de recaída y menor número de lesiones
Estando en tratamiento con DMT, alrededor de 47 pacientes de los 50 estudiados había experimentado alguna recaída. Durante el periodo analizado de tratamiento con rituximab, se reportó un total de 12 recaídas en 10 pacientes.
Según exponen los investigadores, todos se recuperaron completamente y la puntuación en la escala EDSS, que valora la progresión de la enfermedad, se mantuvo estable o disminuyó (mejoró).
En general se observaron 23 casos en los que la puntuación en la escala EDSS mejoró, 25 casos en los que no varió y 2 casos en los que empeoró.
De 19 casos que habían sido seguidos durante más de un año después de iniciar terapia con rituximab, en 17 no había evidencia de actividad de la enfermedad (el llamado NEDA).
Otro resultado positivo estuvo relacionado con las lesiones observadas en la resonancia magnética (IRM). Hasta el 72% de los pacientes tenía lesiones activas en la última IRM realizada mientras estaban con tratamiento con DMT, dato que pasó a ser de 8% cuando los pacientes comenzaron a ser tratados con rituximab.
Infecciones, el principal evento adverso
Al contrario de los nuevos medicamentos que van llegando al mercado, rituximab tiene ya un largo recorrido debido a su aplicación en otras enfermedades, de ahí que su perfil de seguridad sea más conocido.
En este estudio las observaciones realizadas en relación a la seguridad del fármaco coinciden con lo expuesto por otras investigaciones.
Se reportaron 16 eventos adversos, 10 de ellos infecciones. Abandonaron el tratamiento 2 personas, una por embarazo y otra por una infección urinaria persistente.
Un fármaco efectivo y más barato que podría ser una alternativa de tratamiento en países en vías de desarrollo
No es la primera vez que un estudio refleja la efectividad de rituximab en el tratamiento de la EMRR, al contrario, cada vez se acumula más evidencia.
Ya en TiTi hemos informado de una investigación que halló que los pacientes con EMRR tratados con rituximab interrumpían menos el tratamiento que aquellos que usaban fingolimod, natalizumab o dimetil fumarato.
Otro estudio de este mismo año sugería que el fármaco podría generar beneficios en la esclerosis múltiple secundaria progresiva.
En opinión de los autores del artículo que aparece en MSJ, hay otro elemento a tener en cuenta al valorar el rituximab en el contexto de la EM:
(…) en comparación con otros DMTs disponibles en la esclerosis múltiple, el costo es limitado y tiende a disminuir con el desarrollo de biosimilares, abriendo nuevas opciones terapéuticas para los países de ingresos bajos o medios”.
A pesar de las limitaciones de la investigación, al fin y al cabo es un estudio observacional de solo 50 personas, el potencial del rituximab en la EM bien merece seguir investigando, aunque el camino se antoja difícil dado el escaso atractivo económico que representa en comparación con las nuevas y caras terapias para la EM.
Dunia Chappotin
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Fuente: http://bit.ly/2HtZmI3