El mal de Chagas es una enfermedad que todavía existe, se expande de forma silenciosa y también se da en España. Actualmente se estima que en el mundo hay entre 6 y 7 millones de personas infectadas, de las cuales unas 50.000 viven en territorio español
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el chagas se encuentra principalmente en la parte continental de América Latina (y no en las islas del Caribe), pero en las últimas décadas se ha observado con mayor frecuencia en EEUU, Canadá, países europeos y algunos del Pacífico Occidental.
Esto es debido principalmente a la movilidad de la población de América Latina hacia el resto del mundo.
Trasmisión
La enfermedad, en América Latina, se transmite principalmente por el parásito T. cruzise.
Por lo general, estos parásitos viven en las grietas y huecos de las paredes y los tejados de las casas de zonas rurales y suburbanas.
Normalmente permanecen ocultos durante el día y por la noche entran en actividad alimentándose de sangre humana.
Cuando pican defecan cerca de la picadura, y el parásito penetra en el organismo cuando la persona se rasca instintivamente y empuja las heces o la orina del parásito hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta.
Pero el mal de Chagas también se trasmite de madre a hijo, por transfusiones de sangre o trasplantes de órganos.
Dos fases
La dolencia que lleva el nombre de su descubridor, el brasileño Carlos Justiniano Ribeiro das Chagas, tiene dos fases claramente diferenciadas: aguda y crónica.
La fase aguda dura unos dos meses después de contraerse la infección, en general apenas da síntomas y se caracteriza porque circulan por el torrente sanguíneo una gran cantidad de parásitos.
Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos principalmente en el músculo cardíaco y digestivo.
Hasta un 30% de los pacientes, según datos de la OMS, sufren trastornos cardíacos y hasta un 10% presentan alteraciones digestivas (típicamente, agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o mixtas.
Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita por arritmias cardíacas o insuficiencia cardíaca progresiva por destrucción del músculo cardíaco y sus inervaciones.
Tratamiento
La buena noticia es que la infección por Trypanosoma cruzi, como así se llama el parásito, se puede curar si el tratamiento se administra al poco tiempo de producirse la infección.
En la fase crónica, un tratamiento antiparasitario puede frenar o prevenir la progresión.
De esta enfermedad, su estigma y sus consecuencias se ha hablado en Madrid con ocasión de la presentación de la campaña “Ningún bebé con chagas”, impulsada por la Fundación Mundo Sano.
La sede de la Secretaría Ibreoamericana (SEGIB) en la capital española ha servido de marco para un debate en el que han participado Silvia Gold, presidenta de la citada Fundación; Rebeca Grynspan, secretaria general de la SEGIB; Pedro Albajar, director del programa de Chagas en la OMS; y Javier Martos, director ejecutivo de Unicef-España.
Una enfermedad silenciosa
Todos los ponentes han coincidido en señalar que es una dolencia de la que apenas se habla porque es “silenciosa” y porque durante mucho años, ha afirmado Grynspan, ”ni siquiera se discutía” en los foros o programas sanitarios.
Para Pedro Albajar (OMS) el reto está en combinar el abordaje científico con el social, y que ambos caminen a la par en las acciones que se acometan para erradicarla.
En el mismo sentido se ha pronunciado Javier Martos (UNICEF) al defender que hay que poner el énfasis en el ámbito de los derechos humanos porque es un enfoque que abarca la dimensión social y marca la diferencia a la hora de abordar esta y otras enfermedades.
La campaña “Ningún bebé con chagas”, ha explicado Silvia Gold, quiere poner de manifiesto el compromiso de que en 2030 todos los bebés que nazcan con la enfermedad puedan tratarse y curarse, y que todas las mujeres en edad fértil accedan al diagnostico y tratamiento.
De acuerdo con la OMS, el control vectorial es el método más útil para prevenir la enfermedad de Chagas en América Latina.
El cribado de la sangre es asimismo decisivo para prevenir la infección mediante las transfusiones sanguíneas y el trasplante de órganos.
También el diagnóstico de la infección en las embarazadas, sus recién nacidos y los hermanos es esencial.
Chagas en España
Según el informe “El liderazgo de España en la lucha contra el Chagas: Una batalla por la salud de todos” publicado en 2017 por ISGlobal, de todos los países no endémicos, España es el segundo con un mayor número de casos después de Estados Unidos.
De acuerdo con la misma fuente se estima que entre 48.000 y 87.000 personas con chagas residen en España, muchas de los cuales ni siquiera son conscientes de ello, por lo que un buen sistema de identificación es clave para ofrecer tratamiento de forma temprana y evitar la progresión de la enfermedad.
Aunque la ausencia de un cribado completo de la población en riesgo y de una normativa a nivel nacional para el control de la transmisión congénita obstaculizan el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, España se ha convertido en el país no endémico “con más experiencia en el desarrollo de guías, protocolos y políticas sobre chagas”, según ISGlobal.
España fue uno de los primeros países no endémicos que legisló sobre el control de la sangre y sus derivados en las donaciones.
Tres de sus comunidades autónomas cuentan con un protocolo validado para el cribado de las mujeres embarazadas procedentes de las zonas endémicas, así como para recién nacidos de madres positivas.
Y al menos otras dos comunidades incluyen dichos cribados en documentos no específicos relacionados con la asistencia al embarazo y el puerperio.
Según este informe, gracias a este esfuerzo y a las campañas de sensibilización y educación sanitaria desarrolladas con el apoyo de las asociaciones de pacientes, “4.000 personas han podido ser tratadas en el conjunto del país, lo que supone una cobertura de tratamiento entre 5 y 10 veces más alta que la media mundial”.
Una enfermedad desatendida
El estudio de ISGlobal indica además que en términos globales, el mal de Chagas se considera una enfermedad “desatendida” porque entre seis y siete millones de personas en el mundo padecen la patología parasitaria que causa más muertes en Latinoamérica.
Pese a ello -apuntan- menos del 1% de los pacientes tienen acceso a tratamiento y “actualmente se siguen produciendo más de 39.000 nuevos casos agudos cada año”.
Casi 30.000 casos por transmisión vectorial y alrededor de 9.000 por transmisión congénita.
Este análisis fue elaborado por el equipo de la Iniciativa de Chagas de ISGlobal (Joaquim Gascon y María Jesús Pinazo), con el apoyo de la Coalición Global de la Enfermedad de Chagas (Silvia Moriana) y la colaboración de Clara Pons y Gemma Ortiz.
Pilar Gozález Morales
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Fuente: http://bit.ly/2SRUaAj