Revelan que células plasmáticas del intestino que producen inmunoglobulina A (IgA) se desplazan hacia el sistema nervioso central y ejercen un efecto antiinflamatorio durante los brotes de esclerosis múltiple.
El intestino es la fuente de células inmunitarias que tienen la capacidad de reducir la inflamación del cerebro que experimentan las personas con esclerosis múltiple (EM). Ahora, revelan que incrementar la cantidad de dichas células ha logrado bloquear por completo la inflamación en un modelo preclínico de esta enfermedad en un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Toronto, en Canadá y la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), que se ha publicado en la revista Cell.
Los investigadores realizaron el experimento en ratones y en muestras procedentes de pacientes con EM, y comprobaron que las células plasmáticas que se originan a partir de los linfocitos B que se encuentran en el intestino y producen inmunoglobulina A (IgA), parece que se desplazan hacia el sistema nervioso central, donde ejercen un efecto antiinflamatorio durante los brotes de esclerosis múltiple.
Aumentar el número de células plasmáticas IgA en el intestino podría ayudar a que una mayor cantidad de ellas se dirigiera al cerebro para reducir la inflamación de la esclerosis múltiple
Los hallazgos del trabajo confirman los resultados de estudios anteriores en los que se había observado que los medicamentos dirigidos a las células B disminuyen los síntomas de la enfermedad, mientras que los que actúan sobre las células plasmáticas agravan la patología.
Sergio Baranzini, profesor de Neurología en el Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF y coautor del estudio, ha explicado que comprobar que las células B productora de IgA –que comprenden el 80% de todos los anticuerpos en el organismo– pueden migrar desde el intestino al cerebro podría contribuir al desarrollo de nuevas terapias para modular o frenar la esclerosis múltiple y los trastornos neurológicos relacionados.
Una de estas alternativas terapéuticas podría consistir en aumentar el número de células plasmáticas IgA en el intestino para favorecer que una mayor cantidad de ellas se dirigiera al cerebro y paliara la inflamación. Uno de los objetivos de los investigadores es averiguar cuáles son los microbios presentes en el intestino que fomentan la producción de células de plasma IgA inmunosupresoras ya que, como afirma Jen Gommerman, la autora principal del estudio, si logramos comprender a qué reaccionan estas células, podemos tratar la EM modulando las bacterias intestinales, que es más sencillo que introducir fármacos en el cerebro.
Estos científicos planean investigar las conexiones entre el intestino y el cerebro en relación a la esclerosis múltiple, y tratar de conocer la influencia del estilo de vida y el tipo de dieta sobre la microbiota intestinal, y si existen alimentos, suplementos o medicamentos que podrían favorecer un microbioma adecuado para la proliferación de células plasmáticas inmunosupresoras.
Eva Salabert
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Fuente: http://bit.ly/2RBPXUM