España:

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez viajo a Marruecos para un esperado encuentro con las más altas autoridades del país, entre ellas un rey que, desde hace meses, ha llevado a posponer numerosos intentos de reunión entre ambos países.

Las cuestiones que priman en el debate entre España y Marruecos, como es el caso de la migración, se darán cinco meses después de que Sánchez ocupara su cargo, y aunque los motivos podrían ser varios, los focos se han situado sobre la supuesta enfermedad del monarca marroquí.

En los últimos días, fuentes cercanas a Mohamed VI han revelado que sufre sarcoidosis desde hace años, lo que explicaría las largas ausencias y los vacíos en su agenda institucional.

La noticia saltó tras la polémica aparición del rey en la ceremonia conmemorativa de la Primera Guerra Mundial celebrada en París el pasado 11 de noviembre.

Durante el acto, Mohamed VI protagonizó escenas de confusión para los asistentes y espectadores: el monarca, que había asistido junto a su hijo Moulay Hassan, pareció dormirse en varias ocasiones.

Tras los rumores llegó la confirmación de que el rey alauí padece una enfermedad que le produce, entre otros síntomas, el cansancio que ya no ha podido esconder. Pero, ¿qué es exactamente la sarcoidosis?

Una enfermedad crónica pero no mortal

Se trata de una enfermedad multisistémica de carácter inmunológico que puede afectar a cualquier órgano de manera crónica. En cualquier caso, no es una patología mortal.

En torno a ella existen varias incógnitas: se desconocen sus causas y, por tanto, «no hay pruebas específicas para su diagnóstico ni tampoco para establecer claramente su evolución», señala la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

La Asociación Nacional de Enfermos de Sarcoidosis (ANES) indica que «actúa como una respuesta anómala de las defensas del organismo, atacando zonas que están sanas mediante acumulación de granulomas no caseificantes (formados por linfocitos T y macrófagos)».

Según la ANES está presente en cualquier parte del mundo aunque se han recogido más casos en Estados Unidos, concretamente en mujeres afroamericanas. No obstante, la saroidosis se da también en hombres y, por lo general, afecta a personas de entre 20 y 40 años.

¿Cómo se detecta?

Debido a que puede afectar a cualquier zona del cuerpo, sus síntomas son muy variables: cansancio, pérdida de apetito y de peso o fiebre son, según indica la CUN, los más habituales.

«Un gran número (de pacientes) refiere además dolor rertoesternal, tos y dificultad para respirar, dada la frecuente afectación pulmonar que produce la enfermedad». No obstante, muchas de las personas afectadas no reconocen ninguna molestia y son diagnosticadas «de forma fortuita por otro motivo».

Una de las zonas más afectadas es el sistema nervioso, por ello los síntomas pueden ser cualquiera derivado de este. Sin embargo, la CUN recoge que el más habitual es la parálisis facial asociada a afectación ocular y aumento de glándolas paróticas, lo que deriva en el síndrome de Heerfördt.

Otros síntomas pueden ser artralgias, artristis, molestias digestivas, disfunción hepática, lesiones cutáneas e incluso insuficiencia cardíaca o muerte súbita (aunque los datos recogen que esto último solo se da en el 5% de los pacientes diagnosticados).

Para su análisis médico se establecen cinco categorías o estadios del 0 al 4, que dependerán del resultado de un examen radiológico del tórax, señala ANES, y la realización de una biopsia, según indica la CUN. Esta última fuente recoge además que «en la actualidad no se dispone de prueba de laboratorio ni radiológica específica».

Un tratamiento que alivia pero no cura

La sarcoidosis no siempre requiere tratamiento, puesto que puede remitir por sí sola. Antes de iniciarlo, es necesario descartar otras enfermedades que pueden presentar síntomas similares pero que requieren medicación distinta.

En caso de necesitarlo, los más habituales son los corticoides, que se aplican ante síntomas oculares severos, afectación neurológica, sarcoidosis cardíaca , hipercalcemia o enfermedad pulmonar progresiva.

Además de estos, existen otros como el metotrexato, utilizado para otras enfermedades como el cáncer o la psoriasis. El metotrexato se aplicaría «si la persona rechaza los corticoides o en combinación con estos».

Otros posibles fármacos son infliximab, un anticuerpo con potente acción antiinflamatoria, azatioprina, hidrocloroquina, clorambucilo, ciclofosfamida o pentoxifilina si los anteriores no resultan eficaces.

Puesto que se trata de una enfermedad crónica, todos los posibles medicamentos son utilizados para aliviar los síntomas pero ninguno de ellos se aplica con el fin de poder frenarla.

No obstante, el porcentaje de personas afectadas es reducido (en España, entre 1 y 4 por cada 100.000 habitantes, según datos de ANES), y a partir de esto la asociación recoge que la sarcoidosis «remitirá espontáneamente en el transcurso de unos pocos años en aproximadamente en un 70% de los afectados».

«Algunos no requerirán medicación; en un 25% causará daño permanente en los órganos afectados y en un 5% será permanente. La mortalidad es muy baja, aproximadamente el 1% y en muchos casos debido a complicaciones con otras patologías».

Puede afectar a cualquier órgano por lo que su tratamiento es muy variado.

Se desconoce qué la produce y qué tipo de pruebas se pueden emplear para detectarla.

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Fuente: http://bit.ly/2S4LjeI