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España y Japón celebraron este miércoles un Simposio conjunto sobre investigación biomédica organizado por la Agencia Estatal de Investigación. Allí se presentaron los resultados de la actividad que ambos países están llevando a cabo en este campo, especialmente en las estratégicas áreas de nanomedicina y en enfermedades raras. Quedó claro que han reforzado la colaboración en investigación biomédica.

Marina Villegas, directora de la Agencia Estatal de Investigación, que inauguró el Simposio, afirmó que el objetivo de dicho evento es precisamente reforzar la colaboración entre Japón y España en el área de biomedicina, «aunque también se tienen otras áreas de colaboración» como materiales avanzados, por ejemplo. De nanomedicina y enfermedades raras, señaló que son dos campos donde España colabora con Japón muy fuertemente. «Hay muchos proyectos conjuntos financiados por los dos países«, afirmó. A su juicio, son dos ámbitos fundamentales de investigación. «Las enfermedades raras, por toda la incidencia que tienen en la población, porque son enfermedades muy duras, ya que no tienen diagnóstico en muchos casos. Siempre es más fácil poder tratar cuando se sabe qué pasa, pero aquí no se sabe qué pasa. Además, hay poca inversión privada en ellas«, lamentó. Aseveró que hay que animal al sector privado a que entrar en ellas. De nanotecnología, indicó que es un campo en el que hay mucho hecho, pero con un despliegue por delante muy extenso y muy rentable. «Socialmente, es muy bueno para la población«, declaró. El acuerdo entre la Agencia Estatal de Investigación y Japón es seguir sacando convocatorias conjuntas para financiar proyectos en colaboración. Siempre son proyectos que se realizan desde Japón y desde España conjuntamente.

Participaron en la inauguración Makoto Suematsu, presidente de la Agencia de Investigación Médica de Japón; Rafael Rodrigo, secretario general de Coordinación de Política Científica, y Masashi Mizukami, embajador de Japón en España. Los tres incidieron en la buena relación entre Japón y España, que comparten una fuerte apuesta por la innovación. Rodrigo aseguró que España aprecia la excelencia tecnológica de Japón en biomedicina y que esta cooperación es muy importante para generar avances científicos. Suematsu, por su parte, subrayó que España es un país muy prestigioso en lo que se refiere a ciencia médica. En las sesiones de trabajo del Simposio intervinieron prestigiosos científicos de ambos países y responsables de empresas públicas y privadas, que expusieron las novedades derivadas de sus más recientes trabajos, dirigidos a mejorar la salud de los ciudadanos a través de la investigación científica y tecnológica y de la innovación.

Manuel Posada, director del Instituto de Investigación en Enfermedades Raras (IIER) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), abordó el tema de las enfermedades raras, de los biobancos y de los registros. Se está trabajando en prevención desde edades tempranas. Presentó una visión de cómo enfocan, apoyándose en algo que viene de fuera, en un consorcio internacional del que es socio el ISCIII, tres objetivos: el diagnóstico de aquellos casos que son muy difíciles de diagnosticar y que, para eso, se ha montado una red internacional (los japoneses tienen un 30% de éxito en el diagnóstico en este punto); buscar tratamientos, que es lo que desean los pacientes, y el del impacto. Sobre el diagnóstico, puntualizó que «estamos hablando de una frontera del conocimiento» y que, probablemente, en el futuro habrá más información y se podrá diagnosticar más. Si bien, ahora mismo, hay carencias y por eso se necesita colaborar internacionalmente y compartir datos e información. Para buscar tratamientos; dentro del IIER, hay tres unidades que se dedican a la parte más farmacológica de buscar nuevos fármacos o probar antifármacos en otras indicaciones. Del mismo modo, a la parte de terapias avanzadas, tanto desde la edición génica como de la parte de terapia celular. Desde su área epidemiológica, es de los pocos grupos que poseen información de lo que está pasando. «Es muy difícil obtener la información cuando hay miles de enfermedades que no están bien definidas, y algunas que están por definir«, precisó. El IIER coordina una red europea de biobancos nacionales.

Manuel Posada

Posada consideró que el foco en enfermedades raras lo empezó a poner la Comisión Europea en 1999, «cuando abrió esa puerta» y luego en 2008, «cuando lanzó un comunicado». En 2009, «el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo establecieron que esto era un tema de Salud pública«. Fue una definición estratégica, porque, «si concebimos sólo las enfermedades raras como un problema de diagnóstico en un gen, y hay que buscar la mutación para buscar un tratamiento, parece que lo concentramos y lo atomizamos mucho«. «Las enfermedades raras son un problema de Salud pública. Eso lo ha definido la Unión Europea. Eso es un punto clave, porque afecta a muchos millones de ciudadanos en el mundo, a los que hay que atender, porque tienen muchos problemas y una mortalidad alta«, declaró. Compartir datos, por organismos científicos, es esencial en esta problemática. Kenjiro Kosaki, de la Keio University, planteó cómo comparten datos los miembros de la red internacional IRUD, de enfermedades raras y no diagnosticadas.

En Europa, se entiende que una enfermedad o desorden es raro cuando afecta a uno de entre 2.000 personas. Una enfermedad rara puede afectar a sólo unos pocos pacientes y otras hasta a 245.000 ciudadanos. Existen más de 6.000 enfermedades raras y, en total, 30 millones de ciudadanos europeos afectados. El 80% de las enfermedades raras es de origen genético. Muchas veces, son crónicas y ponen en riesgo la vida.

Hace menos de un mes, el pasado 16 de octubre, el primer ministro de Japón, Abe, y el presidente de España, Pedro Sánchez, acordaron en Madrid intensificar las relaciones bilaterales mediante una Asociación Estratégica que abarca numerosos campos, como robótica, energías de fusión, nanomedicina y energías renovables, entre otras. En relación con la cooperación científica, expresaron su intención de continuar promoviendo la colaboración en ciencia y tecnología, en investigación e innovación, y en aumentar las áreas de actividad conjunta basadas en el Acuerdo de Cooperación en Ciencia y Tecnología entre Japón y España, firmado en 2010.

En España, existen nueve centros de investigación dedicados a nanociencia y nanotecnología, varios de los cuales han conseguido la distinción a la excelencia Severo Ochoa, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y son numerosos los departamentos universitarios que trabajan también en aplicaciones de nanotecnología en el área de la salud. La inversión pública en nuestro país destinada a enfermedades raras y nanomedicina supera los 60 millones de euros anuales.

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