Un estudio dirigido por investigadores del Instituto Max Planck ha identificado una potencial estrategia para prevenir el desarrollo de enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple. En un modelo animal de la enfermedad la suplementación dietaria con componentes comunes de la dieta vegetariana previno su aparición.

Según Gurumoorthy Krishnamoorthy, director del estudio, la acción profiláctica de la fibra no fermentable radica en su capacidad de modificar la composición de la flora bacteriana y el perfil metabólico, favoreciendo un incremento de la abundancia de los ácidos grasos de cadena larga (LCFAs). La adición de LCFAs a un extracto cecal es necesaria para promover una respuesta inmunosupresiva en la que predominan los linfocitos T de tipo Th2, prosigue el investigador, lo que demostraría de manera inequívoca el papel de la fibra insoluble en la prevención.

Krishnamoorthy indica que aunque ya se sabía que las fibras fermentables tienen un importante papel inmunológico protector, la función de las no fermentables, como la celulosa, en la regulación de la autoinmunidad era menos conocido. Un hallazgo adicional del estudio es la constatación de que el efecto protector puede ser revertido sustituyendo esta dieta por otra pobre en fibra al inicio de la etapa adulta de la vida.

 

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