Estados Unidos da un paso al frente en la lucha contra las enfermedades para las que la medicina común no ha encontrado remedio. El presidente norteamericano, Donald Trump, ha firmado este martes una polémica nueva ley que da luz verde a los tratamientos experimentales para enfermos terminales.

Bautizada como “Ley derecho a probar”, la medida permite tratar a los enfermos con medicamentos que aún no han salido al mercado en la nación. En esa línea, desde ahora no será la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) quien se encargue de controlar el acceso a los fármacos, sino que serán las propias compañías las responsables.

El líder republicano anunció y celebró la medida desde la Casa Blanca. «Es un día muy importante para mí porque hemos estado esperando este momento durante mucho tiempo”, señaló. “Quería una ley por y para los enfermos, no a favor de las compañías de seguros y farmacéuticas, que no me importan», agregó Trump. «Salvaremos miles y miles de vida».

La ley, por supuesto, ha despertado críticas y aplausos por igual. Los grupos de defensa de pacientes terminales han cuestionado que esta norma no tendrá un impacto real en el acceso a los tratamientos y, por el contrario, podría tener un efecto negativo en la percepción pública de la FDA.

«No creemos que esta ley aumente de forma segura y genuina el acceso a terapias de investigación fuera de los ensayos clínicos. Desafortunadamente, es particularmente preocupante», comentó Christina Jensen, de la Organización Nacional de Enfermedades Raras (NORD, por sus siglas en inglés), a la agencia Efe.

Además, los opositores han insistido en que la ley «derecho a probar» dará falsas esperanzas a los enfermos. La cuestión en sencilla: con la medida los pacientes tendrán un acceso a medicamentos que ya podían obtener a través de un proceso controlado por la FDA. @mundiario

 

 

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