Investigadores de la Universidad de Boston han identificado seis microARNs en el líquido cefalorraquídeo como biomarcadores de los síntomas que preceden a la enfermedad de Huntington. Los seis microARNs podrían ser utilizados para evaluar la eficacia de terapias preventivas para esta enfermedad neurodegenerativa.

La enfermedad de Huntington es un trastorno neurodegenerativo progresivo que se caracteriza por la presencia de movimientos incontrolados, problemas emocionales y pérdida de las habilidades cognitivas. La enfermedad de Huntington es hereditaria y está causada por una mutación que consiste en la expansión patológica del trinucleótido CAG en un segmento del gen HTT. La expansión de CAGs provoca la producción de una proteína anómala, tóxica, que se acumula en las neuronas y altera su función, además de comprometer su supervivencia, lo que inicia el desarrollo de la enfermedad. Si lo habitual en personas sanas es tener entre 10 y 35 repeticiones del trinucleótido CAG en el segmento del gen HTT, las personas con la enfermedad muestran entre 36 hasta más de 120 repeticiones. A partir de las 40 repeticiones la enfermedad se manifiesta prácticamente siempre.

La enfermedad de Huntington no tiene tratamiento ni terapia para detener su avance una vez se manifiesta. Sin embargo, los cambios neuropatológicos y la muerte neuronal comienzan antes de que los síntomas comiencen a manifestarse. En este escenario, la posibilidad de utilizar terapias que puedan retrasar o prevenir la neurodegeneración representa una estrategia muy prometedora. Pero para poder diseñar estas terapias preventivas es necesario disponer de biomarcadores que permitan detectar los cambios producidos en las neuronas antes de la aparición de los síntomas clínicos.

En los últimos años los microARNS, pequeños fragmentos de ARN no codificante con función reguladora de la expresión génica, se han revelado como biomarcadores con gran potencial para muchos procesos biológicos y enfermedades humanas. Por ejemplo, diferentes estudios sugieren la presencia de microARNs específicos en el líquido cerebroespinal en el Alzhéimer o el Párkinson.

En el caso del Huntington, también se ha detectado que la expresión de algunos microARNs está alterada en muestras de cerebro humano. Sin embargo, hasta el momento no se habían obtenido evidencias concluyentes de la presencia de microARNs en líquido cefalorraquídeo que pudieran ser considerados como biomarcadores de la neurodegeneración que ocurre antes de la manifestación clínica de la enfermedad.

microARNs y Huntington

Los cambios patológicos y la muerte neuronal que caracteriza a la enfermedad de Huntington se inician años antes de que se manifiesten los primeros síntomas.

En el trabajo, los investigadores evaluaron la presencia de microARNs en el líquido cefalorraquídeo de 60 participantes. De ellos, 15 habían sido diagnosticados con enfermedad de Huntington, 30 fueron estimados como portadores de expansiones que mostraban signos que precedían al desarrollo de la enfermedad, y 15 eran personas sanas.

El equipo detectó 2.081 microARNs diferentes en el líquido cefalorraquídeo, de los cuales seis (miR-520f-3p, miR-135b-3p, miR-4317, miR-3928-5p, miR-8082 y miR-140-5p) mostraban niveles diferentes de expresión en aquellas personas portadoras de expansiones patológicas que todavía no habían desarrollado la enfermedad de Huntington.

“El resultado más interesante fue que los niveles de microARNs empiezan a aumentar muchos años antes de que el individuo muestre síntomas y continúa aumentando conforme el inicio de la enfermedad se acerca,” señala Richard H. Myers, director del Instituto de Ciencia del genoma de la Universidad de Boston.

La muestra utilizada por los investigadores es pequeña y deberán ser confirmados en otros estudios. No obstante, los resultados obtenidos son prometedores. Si los microARNs identificados reflejan cambios cerebrales que se producen en paralelo al inicio de la neurodegeneración en la enfermedad de Huntington, su estimación podría ser de gran utilidad para determinar si los tratamientos preventivos frente a la enfermedad están funcionando.

“Evaluar los microARNs en el líquido cefalorraquídeo podría ser algo factible de realizar en ensayos clínicos con personas portadoras de la mutación de Huntington, pero que no muestran síntomas,” concluye Myers.

 

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