La ILAE (International League Against Epilepsy), con ocasión del Mundial de la Epilepsia, ha publicado recientemente una actualización con la nueva clasificación de la Epilepsia, generando una mejor herramienta para el diagnóstico de la enfermedad, ha informado en REDACCIÓN MÉDICA, María Isabel Arias, directora médica de Glaxo Smith Kline (GSK).
Arias ha comentado que durante las últimas décadas se han hecho innumerables aportes en la revisión científica para actualizar esta clasificación, “de tal manera que se pueda hacer un mejor diagnóstico y manejo del paciente con epilepsia”.
Según ha detallado la especialista en Fármaco-Economía, “hay una clasificación para determinar los pasos a seguir dentro del diagnóstico y el pronóstico que el paciente llegará a tener. Estos son la identificación del tipo de crisis, el tipo de epilepsia y luego el tipo de síndrome epiléptico”.
Carga en salud la pública
Arias ha recordado que la epilepsia es una de las enfermedades neurológicas crónicas más frecuentes en el mundo. Se estima que 50 millones de personas la padecen. En Ecuador no hay cifras específicas pero se estima que el 2 por ciento de la población tiene la enfermedad.
“Es un tema que involucra una carga de salud pública importante y por ello se han hecho esfuerzos para identificar bien las epilepsias. Posterior a ello viene el tratamiento adecuado y finalmente lograr que estos pacientes estén completamente insertados en la sociedad”, ha considerado.
Un importante tratamiento a base de marihuana
Galo Pesántez, director del Centro Nacional de Epilepsia (CNE), ha considerado que la epilepsia es aún un problema con un contexto psicosocial ya que estos pacientes aún sufren discriminación y existen miedos alrededor de ella.
Por ello, los especialistas que tratan la enfermedad buscan las mejores alternativas y una de ellas es un fármaco derivado de la marihuana (Cannabidiol CBD), que ya usan algunos pacientes con epilepsias refractarias (rebeldes).
“La marihuana tiene 478 componentes y uno de ellos es el cannabidiol que tiene la propiedad de sustituir a los canabinoides que tenemos dentro del organismo, es decir, en la persona con epilepsia existe una falencia a nivel del cerebro y lo que hacemos es sustituir esto. De esta manera hemos logrado ayudar a la gente”, ha comentado Pesántez.
No obstante ha sido enfático en señalar que la administración de este medicamento implica todo un análisis del caso, en el que se incluye un examen neurofisiológico y neuropsicológico.
“Hemos visto el éxito, por ejemplo, en pacientes con crisis tan rebeldes (180 o más episodios diarios) y actualmente cero”, ha comentado Pesántez.
El uso de este derivado de la marihuana tiene los permisos correspondientes del Ministerio de Salud Pública (desde 2015), pero sobre todo tiene por detrás innumerables estudios científicos y reconocimientos internacionales al CNE por su eficaz utilización.
Pesántez estima que en el país existen aproximadamente 250.000 pacientes con epilepsia, de ellos, unas 70 a 80.000 personas (3 por cada 10) con epilepsia rebelde.
Los resultados con el tratamiento “han sido estupendos, por lo que han sido presentarlos en los últimos congresos” de Neurología y recientemente expuestos en Roma, Padua, Verona (Italia) y en Madrid (marzo 2017), ha comentado Pesántez.
Según los registro del CNE, se evaluaron a 20 pacientes con epilepsia refractaria que recibieron el CBD de 3 meses a un año. En el 40 por ciento hubo una disminución en la frecuencia de crisis; en el 60 por ciento se observó un control de más del 50 por ciento de crisis y en el 27 por ciento las crisis desaparecieron totalmente.
Diferencia importante
El CBD “no tiene nada que ver con el aspecto psicotrópico” de la marihuana, ha advertido Pesántez. Además ha explicado que el uso de este medicamento “casi no registra efectos segundarios. Son pasajeros”, ha añadido.
Lo importante para Pesántez es tener claro el tipo de epilepsia para “saber por dónde conducirnos” y administrar un mejor tratamiento, a lo que se suma el apoyo de la familia.
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