En 1862, Maurice Raynaud describió a un grupo de pacientes que tenían ataques isquémicos transitorios, es decir, interrupción temporal del flujo de sangre en las extremidades, causados habitualmente por el frío o el estrés. Desde entonces se emplea el término «fenómeno de Raynaud» para definir estos episodios donde la mala circulación de la sangre, se manifiesta con cianosis (color azulado de la piel y las mucosas) o la palidez en los dedos de las manos y los pies. Con bastante frecuencia este síndrome viene acompañado de sensaciones de hormigueo o acorchamiento de las partes afectadas y, dependiendo de la gravedad del cuadro, puede producir ulceraciones e incluso necrosis.
En España afecta entre el 3,7 y el 5% de la población y generalmente de forma leve, pero en el 10% de los casos se presenta de forma severa. Es mas frecuente en mujeres y aunque puede aparecer a cualquier edad, la probabilidad aumenta entre los 20 y los 40 años. Es posible que aparezca también con cierta frecuencia en la menopausia, especialmente entre aquellas mujeres que no han realizado tratamiento hormonal sustitutivo y en dos tercios de los casos la sintomatología desaparece 7 años después de su aparición.
Aunque se han realizado numerosos estudios al respecto, no existe un protocolo establecido para manejar esta enfermedad
No hay estudios específicos que puedan confirmar el diagnóstico del fenómeno de Raynaud. Por eso, este suele basarse en los síntomas que describe el paciente y en la exclusión de otras enfermedades. Es fundamental intentar localizarlo de forma precoz, ya que los síntomas y la causa subyacente podrían empeorar.
Este síndrome se clasifica dos: el primario (enfermedad de Raynaud) cuando se presenta aislado y no se asocia a una enfermedad de base, o el secundario (síndrome de Raynaud) cuando es una manifestación más de otra enfermedad. Con frecuencia se asocia a enfermedades reumáticas, y aparece en más del 90% de los pacientes con esclerosis sistémica
Soledad Pérez tiene 53 años. Esta alcarreña se encuentra en la fase que se clasificaría como síndrome y no como enfermedad, ya que es un síntoma de otra. Le diagnosticaron esclerodermia hace unos meses, una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a la piel y a los vasos sanguíneos y que puede dañar a otros órganos. Es una enfermedad catalogada como rara que se produce a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 30 y los 50 y en la que uno de sus síntomas más frecuentes es el fenómeno de Raynaud.
«Cuando hace frío la sensación que tengo es que las manos, los pies y la nariz se me quedan heladas, sobre todo se me ponen con un color que da miedo, como si fuera un cadáver. Después pasan a un azul cerúleo y hasta el rojo. Se quedan sin circulación sanguínea y tengo que recurrir al agua caliente durante unos minutos hasta que recupero el calor y color en mis manos y pies, y estos vuelven a la normalidad. Necesito cualquier fuente de calor para que mi cuerpo recupere la temperatura. Suele durarme como unos 5 minutos si tengo algo caliente cerca, si no dura varias horas y la sensación es horrible«, comenta Soledad a este medio.
Además, puede aparecer en pacientes con lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, dermatomiositis o polimiositis y artritis reumatoide. Sin embargo, la mayor parte de los casos que acuden a consulta por este motivo son primarios. El riesgo de aparición de enfermedad autoinmunitaria asociada al fenómeno está entre el 6 y el 12%, y el diagnóstico se realiza generalmente en los 2 años siguientes a su aparición.
Por ahora, sin cura
Aunque no existe un protocolo establecido para manejar esta enfermedad y se han realizado numerosos estudios al respecto, la mayoría de ellos no presentan un adecuado nivel de evidencia sobre la eficacia de los tratamientos ensayados, el trastorno puede controlarse con tratamientos adecuados. Terapias psicológicas conductuales, en las que se ayuda al paciente a controlar la situación de estrés; prevenir el frío mediante guantes, dejar de fumar, o evitar traumatismos y vibración en las manos; tratamiento farmacológico, aunque solo en épocas invernales y en la que los pacientes mejoran entre el 50 y el 75% con vasodilatadores y en casos muy severos, procedimientos quirúrgicos, donde para tratarlo hay que cortar los nervios que causan el estrechacmiento de los vasos sanguíneos.
Se me ponen los dedos con un color que da miedo, como si fuera un cadáver. Después pasan a un azul cerúleo y rojo
El doctor Gordon Ko, director de la investigación de medicina alternativa, y el doctor David Berbrayer, jefe del departamento de medicina de rehabilitación del centro de Ciencias de la salud de la Universidad de la mujer de Canadá, llevaron a cabo pruebas clínicas con guantes con sensores infrarrojos que calentaban la temperatura de las manos y donde los resultados de mejoría eran impresionantes. Lo importante es que al mínimo síntoma que aparezca, debe acudir a su médico.
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