Investigadores del Colegio Imperial de Londres y del Hospital Universitarios de Leicester (ambos en Reino Unido) han realizado un ensayo de eficacia comparativa, doble ciego, para evaluar si la administración intratimpánica del corticosteroide metilprednisolona reduce el vértigo, en comparación con el antibiótico gentamicina. En total, fueron seleccionados 256 pacientes con enfermedad de Menière, 60 de los cuales fueron inscritos y asignados al azar a recibir un fármaco u otro. El estudio se ha publicado en la revista The Lancet.
El resultado primario ha residido en la frecuencia de vértigo durante los últimos seis meses de tratamiento, en comparación con el medio año anterior a la primera inyección. El estudio muestra que el promedio de ataques de vértigo disminuyó en un 87% en el grupo de gentamicina y disminuyó en un 90% en el grupo que recibió metilprednisolona. El evento adverso más frecuente fue una infección menor del oído. Sin embargo, aquellos pacientes que recibieron las inyecciones de esteroides, tenían una mejor discriminación del habla que los que recibieron gentamicina.
ENFERMEDAD DE MENIÈRE
La enfermedad de Menière provoca ataques incapacitantes de mareo que en algunos casos pueden dejar a las personas incapacitadas para trabajar. Actualmente, el único tratamiento disponible para los casos severos es el llamado “tratamiento destructivo”, que mata las células en el oído interno, como ha explicado el profesor principal detrás del estudio, Adolfo Bronstein. “Siempre asumimos que las inyecciones de esteroides eran menos efectivas que el tratamiento actual, de modo que nos ha sorprendido ver que funcionan igual de bien que la gentamicina, pero haciendo mucho menos daño”, ha señalado.
La enfermedad de Menière, identificada a principios del siglo XIX, es un trastorno del oído interno caracterizado por episodios de vértigo, pérdida auditiva y plenitud en el oído. Los episodios generalmente duran de 20 minutos a unas pocas horas. Se cree que los síntomas ocurren como resultado del aumento de la acumulación de líquido en el laberinto del oído interno. No hay cura y las medidas para prevenir ataques son, en general, mal apoyadas por la evidencia. Se puede ensayar una dieta baja en sal, diuréticos y corticosteroides.
Artículos relacionados: enfermedades raras,enfermedades poco frecuentes,enfermedades huérfanas,investigación,salud