La doxiciclina es un antibiótico que pertenece al grupo de las tetraciclinas, y se utiliza principalmente contra las infecciones bacterianas. Con más de 50 años en el mercado farmacéutico, su uso está vinculado al combate de la sífilis, por ejemplo, o de la malaria, y está autorizado en casi todo el mundo. Pero desde hace un tiempo, un grupo de investigadores, entre ellos científicos de la provincia de Tucumán, estudian el posible uso del fármaco para tratar el mal de Parkinson. En Francia, donde se originó el ensayo, se determinó que su uso sirve para frenar el deterioro neuronal, lo que abre la puerta a nuevos usos. El grupo tucumano colabora en esta tarea, a través de un convenio con un importante instituto galo.
El uso de la doxiciclina para tratar el mal de Parkinson comenzó su fase de estudio hace unos siete años en Francia, cuando se investigaban los mecanismos protectores de las neuronas contra enfermedades neurodegenerativas. Allí surgió la posibilidad de que el antibiótico generara un efecto positivo, y se comenzó el trabajo que hoy cuenta con la participación de un grupo de científicos del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), que depende de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Las puertas a este grupo las abrió Rita Raisman, graduada en la UNT, que se desempeña en el hospital Pitié-Salpêtrière de París, y que hizo el contacto para la colaboración.
En concreto, los científicos argentinos buscan evidencia que el uso del antibiótico pueda ayudar a pacientes con este mal neurodegenerativo. En este sentido, Rosana Chehín, investigadora del INSIBIO, contó que el antibiótico se probó en el laboratorio de Francia, en donde se pudo percibir cómo se reduce el proceso neuroinflamatorio y detalló que “se observó que disminuye el pasaje al estado tóxico de las neuronas vinculadas con el Parkinson”. De esta forma, se cree que puede ayudar a su tratamiento.
Por su parte, Benjamín Socías, otros de los investigadores tucumanos aclaró está “probado que no es tóxico en humanos” y señaló “vemos que las personas tratadas con este antibiótico a lo largo de muchos años, tienen menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas”. Luego explicó que el primer vínculo que tienen con antibiótico y neurodegeneración viene de un estudio de pacientes leprosos. “Aquellos pacientes que recibían el tratamiento padecían la mitad de las veces enfermedades como Parkinson y el Alzheimer, que aquellos grupos no tratados con la doxiciclina”, aclaró.
Finalmente, la científica Florencia González Lizárraga, del mismo Instituto advirtió que durante todo el proceso de evaluación experimental se trabajó en concentraciones subantibióticas de la doxiciclina, es decir, en concentraciones más pequeñas, “esto es un detalle no menor ya que esta droga podría tratar a pacientes con enfermedades neurodegenerativas y con esta dosis mínima, no se generaría resistencia antibiótica”, detalló.
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