«A los 15 días ya tenía sensaciones nuevas en mi cuerpo», «Empecé a notar un calor, un hormigueo por las piernas», «En la ducha volví a sentir el agua cayendo por mi espalda», «Ya doy pasos en la piscina, dentro del agua»….. Son las palabras de David, de Lydia, de Marisa, de Degant, cuatro de los doce pacientes con lesión medular que han participado en el primer ensayo clínico español que valora la eficacia y seguridad de la terapia con células madre en parapléjicos.
El ensayo, realizado en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid con el apoyo económico de la Fundación Mapfre y la Fundación Rafael del Pino, es el fruto de trabajo de veinte años y del empeño personal de un neurocirujano, el doctor Jesús Vaquero. Tras demostrar la capacidad regenerativa de la terapia celular en ratones y cerdos, comenzó el ensayo clínico con pacientes reales en julio de 2013 y ahora acaba de publicar sus primeros resultados en la revista científica «Cytotherapy».
Los resultados son mucho más que esperanzadores. Aunque los pacientes tratados aún necesitan sus sillas de ruedas para moverse, todos han recuperado algún tipo de sensibilidad y han mejorado su espasticidad -rigidez muscular-. El 75% ha notado un aumento del control de esfínteres, más de la mitad ha recuperado función motora y han mejorado su dolor. Los pacientes varones también han experimentado una mejoría de su función sexual. «No es la curación de las lesiones medulares, pero hemos dado los primeros pasos para lograrlo», se apresuró a explicar Jesús Vaquero durante la presentación de los primeros resultados del ensayo. Frente a la cautela del neurocirujano, una de sus pacientes presente en el acto de presentación no dudó en afirmar: «Para mí ha sido como volver a vivir»
Los «peores» pacientes posibles
La investigación ha involucrado a los «peores» pacientes con los que se podía contar, «aquéllos en los que sería más difícil tener éxito», recuerdó Vaquero. Lesionados medulares de larga duración -con una media de cuatro años en una silla de ruedas- y con la médula seccionada en la zona dorsal. A todos se les aplicó el mismo tratamiento pero adaptado a cada lesión: una cirugía para limpiar las cicatrices y adherencia de la lesión, varias dosis de células madre aisladas de su propia médula ósea, y una dosis de recuerdo meses después con más inyecciones de células.
Aún pueden mejorar
Además del tratamiento médico, todos mantuvieron una terapia rehabilitadora intensiva que mantienen a día de hoy. El responsable del ensayo cree que los pacientes aún pueden seguir avanzando. «Todos van a mejorar con el tiempo», apunta el neurocirujano. «Pero si no lo hiciera, solo por lo que he conseguido ya, a mí me habría merecido la pena», aseguraba Degant Cerviño a ABC. Este joven de 38 años se quedó inmóvil en una silla de ruedas tras un accidente de moto. «Después del tratamiento controlo mejor mi cuerpo, mi equilibrio, mi posición, mis esfínteres.. Mis nuevas sensaciones son emocionantes. He ganado en calidad de vida, auque aún necesito la silla de ruedas».
Nuevo ensayo clínico
Todo el trabajo de cultivo, aislamiento de células y cirugía se llevó a cabo en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Los pacientes, sin embargo, procedían de varios puntos del país, de Andalucía, País Vasco, Cataluña… «podemos decir que esta investigación es «marca España»», apuntó Jesús Sánchez Martos, consejero de Sanidad de Madrid quien participó en el acto junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y la Infanta Doña Elena.
El hospital madrileño ahora está involucrado en una nueva investigación con diez pacientes con lesiones incompletas de médula. A ellos se les aplicarán inyecciones con sus células madre pero no se hará cirugía para evitar cualquier daño a su médula.
De momento, ya se han aprendido muchas cosas con este primer ensayo. Por ejemplo, que cuantas más células madre se introduzcan en la zona lesionada, mejores resultados se obtienen, que los pacientes jóvenes con ganas de luchar logran más beneficios porque la rehabilitación es fundamental y que debe haber una pequeña parte de la médula conservada para que el tratamiento funcione. Jesús Vaquero también ha aprendido cómo actúan las células madre una vez que están en el interior del organismo. «Creemos que más que transformarse en células nerviosas, el trasplante activa la reparación natural de la zona».
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