Los datos de eficacia provienen de un registro global en el que se compararon los datos en 415 pacientes en los que se usó este fármaco y otros también empleados contra esta enfermedad, como el fingolimod, la teriflunomida, el interferon B o el acetato de glatirámero.
De este modo, vieron como el tratamiento con dimetilfumarato mostraba un beneficio estadísticamente significativo en el tiempo a padecer un brote frente a teriflunomida (34%), por encima del interferón B (26%) o el acetato de glatirámero (28%) y similar al conseguido con fingolimod.
“Podemos confirmar que la administración de dimetilfumarato aporta seguridad y eficacia mantenida a largo plazo, como demuestran los resultados obtenidos tras siete años de estudio, lo que revierte positivamente en la calidad de vida del paciente”, destacó Guillermo Izquierdo, director de la Unidad de Esclerosis múltiple del Hospital Virgen Macarena de Sevilla.
Asimismo, un segundo análisis realizado a partir de tres estudios mostró una reducción de la tasa anualizada de brotes y la progresión de la discapacidad confirmada a las 24 semanas en los pacientes tratados con dimetilfumarato durante 7 años.
En ese periodo de seguimiento, los pacientes que recibieron de forma continuada este tratamiento presentaron un riesgo más bajo de progresión de discapacidad confirmada a las 24 semanas comparado con los que recibieron un tratamiento de liberación retardada. Además, mostró un perfil de seguridad bien caracterizado y consolidado.
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