Alena le platica a su amiga Katty en el patio del recreo:
- Cuando nací en la panza de mi mami, me acuerdo cuando daba muchas vueltas porque estaba muy chiquita y hacía burbujas con el agüita. A veces se oían canciones afuera pero no las cantaba porque no me las sabía. Un día oí que estaba hablando mi papá…. y sí era él porque lo vi por el agujerito que tiene mi mamá en la panza…
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Yo también me acuerdo cuando nací en la panza de mi mamá, hasta tengo la foto de cuando me acuerdo – dice Katty.
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¿Dónde naciste, Katty? – pregunta Alena recordando que su amiga tiene poco de haber llegado al colegio.
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En Shiwawa, ¿y, tú?
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En Santresbugo, está en Rusia, pero cuando ya llegué a México aprendí a hablar de aquí.
El maestro José ha escuchado parte de la conversación y le parece interesante conocer algo más de la familia Ivanov:
- Alena, ¿tus papás también nacieron en San Petesburgo?
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Solo yo y mi mamá porque mi papi nació donde mi Babu. Y tu, ¿dónde naciste, profe?
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Yo nací aquí en México, en un pueblito que se llama Tenango del Valle – les platica el maestro José mientras ambas niñas lo observan atentamente. Alena se siente confundida y pregunta nuevamente:
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¿En México o en el pueblito?
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……en el pueblito que se llama Tenango, pero ese pueblito está en el país de México. Así como San Petesburgo está en el país de Rusia, donde tu naciste.
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¡Ah, sí! Por eso yo soy rusa y tu mexiso, ¿verdad?
El maestro José asiente con una enorme sonrisa en su rostro mientras camina para atender el llamado de la directora. – Ahorita regreso, me llama la maestra Muriel.
Mientras, Alena recuerda que la plática con su amiga Katty se había quedado interrumpida:
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….Ah, Katty, y luego cuando ya salí de la panza de mi mamá, un día me enfermé de la enfermedad que tengo, pero mi papá me dijo que yo dentro tengo una calaca y un angelito que siempre están abrazados. Siempre tengo que escucharlos porque son muy inteligentes y ellos siempre saben lo que yo necesito. Dijo que si los escucho voy a llegar a ser un viejita muy feliz.
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¿Y solo los que están enfermos tienen una calaca y un angelito adentro?
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No, no, todos tenemos una calaca y un angelito adentro, pero cuando te sientas triste, te sientas mal o que estés enferma, tienes que quedarte calladita y escuchar lo que te van a decir la calaca y el angelito.
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¡Ah! Y ¿si no se ponen de acuerdo? – pregunta Katty – Mis papás a veces no se ponen de acuerdo para decirme cosas.
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….. Pero ellos sí se ponen de acuerdo porque siempre están abrazados; la calaca te dirá de unas cosas y el angelito de otras. «La calaca es como la mamá que sabe muchas cosas porque las siente, y el angelito es como el papá que siente muchas cosas porque las sabe.»
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…A la noche me voy a quedar muy calladita y te platico lo que me dicen a mí…
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Sí – le dice Alena muy convencida.